En el camino de la meditación budista existen las prácticas de shámatha y vipáshyana. La primera te lleva a estabilizar le mente, a aquietarla. Es decir que todos los pensamientos, emociones, estímulos, no perturben la calma de la mente. La traducción de shámatha es «morar en calma». La segunda es vipáshyana, que es utilizar esa mente que está quieta y en calma para observar la realidad con mayor claridad y profundidad, descubriendo su naturaleza, pudiendo ver las cosas y a nosotros mismos como realmente somos. El significado de vipáshyana es «visión profunda», o «visión clara».
En esta sesión de Dharma, Juan Brouillet nos habla sobre este camino progresivo que pone al descubierto el alcance más grande de la meditación.
Juan nos lo explica así:
Antes de que cultivemos la visión profunda, conocida como vipáshyana, primero necesitamos una base en shámatha.
Esto es debido a que, como dice Dilgo Khyentse Rimpoché, cuando la mente está tranquila, podemos mirar su naturaleza. Sin embargo, debemos ser conscientes de que simplemente tranquilizando la mente a través de shámatha no es suficiente para llevarnos al despertar.
Si encendemos una vela, y la dejamos fuera en el viento, pronto se apagará. Shámatha es como una campana de cristal, en la que podemos encender la llama de vipáshyana. Shámatha (morar en calma), proporciona la base sobre la cual vipáshyana (la visión clara), puede abrirse a la naturaleza de la mente y así permitirnos liberar nuestras emociones negativas. Si la base, el morar en calma, es poco sólida, la visión clara también carecerá de estabilidad, y controlar nuestros pensamientos ilusorios será difícil.
Gracias a la práctica de morar en calma y permanecer pacíficamente, nuestra mente se ha asentado en un estado de paz y estabilidad profunda.
Igual que la imagen en una cámara fotográfica se hace nítida al enfocarla, de la misma manera, la concentración-en-un-solo-punto del morar en calma permite que surja una mayor claridad mental. A medida que los obscurecimientos se eliminan gradualmente, y el ego (el aferramiento a un “yo” falso) se empieza a disolver, amanece la “visión profunda” o “visión clara”. Aquí, simplemente descansamos, tanto como podamos, en la naturaleza más íntima de la mente, en este estado, tan natural, que es libre de toda referencia, concepto, esperanza o miedo, y a la vez con una confianza penetrante y tranquila: el bienestar más profundo que se pueda imaginar.
Es decir, nosotros necesitamos desarrollar vipáshyana, que se basa en y está dotado de shámatha, y a través de ello, seremos capaces de superar las emociones conflictivas. Así que primero practica shámatha y después vipáshyana.